De pintores ciegos, finales del mundo y otras cosas que acontecieron.

miércoles, mayo 12, 2004

A vampire's tale

Presento aquí la historia de mi primer personaje en vampire.
Quedó muy macuarra, llena de clichés y, para acabarla de amolar, mal escrita.
A modo de disculpa diré que estoy en examenes finales y que esto lo escribí en un rato de descanso que me tomé del estudio.
Sin embargo he de decir que no me gustó nada, nadita, y que si lo publicó aqu´pi es para darme pedradas yo solito (y porqué como tengo muy justo el tiempo, no reescribiré nada).
En fin, en vacaciones pormeto escribir algo es desfaga el entuerto, como diría mi querido Don Alonso Quijano.
Saludos Webraiders.


A vampire's tale
La gente como yo no nace, se vomita en algún oscuro rincón del planeta; el mío se llama Gascuña, una pequeña provincia francesa donde por primera vez el mundo vió a uno de sus mas terribles enemigos: Geoffroy Arnaud, yo .
Vine a esta tierra fruto de la unión entre una idiota adolescente y su profesor de música, quien aprovechando la confianza de la cual era depositario, sedujo a mi madre y, para no hacer cuento largo,la pasó por armas.
Nueve meses despues, en octubre de 1980, llegué yo, para eterna verguenza de mis abuelos quienes, a pesar de todo, nos mantuvieron mientras mi madre estudiaba y yo crecía; con el tiempo hube de entrar a la escuela y, como los padres de mi madre no estaban precisamente en la pobreza, entré a un colegio privado. Ya el primer día le había abierto la cabeza a un condiscipulo.
-¿Es cierto que eres un bastardo? -me preguntó - Dicen que tus papás no están casados, y si eso es cierto, entonces eres un bastardo.
Increible las cosas que sabían los niños en esa epoca; el caso es que a mi se me subió la sangre a la cabeza así que tomé la piedra mas cercana y se la incrusté justo entre las cejas; fue un gran tiro, modestia aparte, no tenía la fuerza suficiente para hacerle un daño grave, pero si sangró un poco y me acusó con una tutora.
Llamaron a mi mamá, mis abuelos dejaron de pagar la escuela y mi madre, con el poco dinero que ganaba, me inscribió en otra institución, algo mas modesta, una escuela de clase obrera.
No puedo decir que aquí encontré amigos, no recuerdo haber tenido amigos, un perro sí; lo que si encontré aquí fueron maestros, niños que conocían las mejores maneras de conseguir dinero, maniobras distractoras, estafas, todo. En esta epoca mis manos se voliveron de seda para penetrar en el bolsillo ajeno, habiles para distraer con una mientras la otra birlaba algo, fuertes para pelear y suaves para acariciar, esto último en epocas mas avanzadas de mi educación.
Mi madre murió joven, no tendría mas de 35 años la noche que no volvió a la casa, hacía ya tiempo que nos habíamos separado de sus padres y rentabamos un pequeño departamento en algún barrio de la ciudad, apareció al día suguiente, violada y tirada en un callejón, sin vida.
No lloré, me mantuve gracias a mis manos y seguí viviendo en el departamento, no busqué a mis abuelos ni seguí llendo a la escuela, tenía catorce años.
A partir de ese momento mi vida se volvió caotica, antes robaba y timaba por diversión de vez en cuando, ahora tenía que hacerlo a diario para poder sobrevivir, pronto tuve problemas con la ley y pasé unos cuantos días a la sombra, en este poco grato lugar conocí lo mas cercano a un amigo que jamás tuve, era moreno, color chocolate oscuro, muy alto, iba rapado y llevaba tatuado un 8 en la frente, su apodo era obvio: Bola ocho.
Bola ocho nunca hablaba de si mismo, de hecho, bola ocho nunca hablaba, se limitaba a gruñir y flexionar sus numerosos e imponentes musculos, normalmente eso bastaba para convencer al parlanchín en turno de buscar otra compañía; terminamos juntos porqué jamás nos dirigimos la palabra, nos limitabamos a permanecer alejados de los demás, observando.
Fue de esta forma que nos unimos, sin palabras, sin acercamientos ni sentimientos por el otro, pero de alguna forma terminamos juntos y cuando nos dejaron libres, despues de todo solo habiamos cometido delitos menores, dirigimos nuestros pasos a París.
LLegar fue fácil, en una semana estabamos instalados en una concurrida calle parisiense, haciendo lo que mejor sabíamos, robar, estafar y huir; todo marchaba bien, mis manos se deslizaban silenciosas en todos los bolsillos que parecieran afortunados y sus pertenencias se volvían mías; Bola ocho... bueno, él es otra historia, la sutilidad nunca fue su punto fuerte, así que se limitaba a esconderse en algún callejón y golpear a todo aquel incauto que osara pasar por allí.
Hasta que un día mató a alguien.
No podía creerlo, era una hombre joven, no mucho mayor que yo, que en esas fechas contaba con 17 años, Bola Ocho lo había golpeado de forma tan brutal que había quedado irreconocible, mi compañero exibía una tonta sonrisa de orgullo, pues la cartera que le había arrebatado contenía una buena suma de dinero, corrí, me alejé de allí, tenía que pensar.
Cuando volví al cuarto donde nos hospedabamos había algo diferente en mi, por primera vez en mi vida fui consciente de que era malo, yo era uno de los malos y me gustaba, a partir de entonces mis habituales estafas y robos se volvieron asesinatos, robos, bares, putas; los pecados capitales no bastaban para describirme.
Y claro, un día recibí mi castigo, vino en forma de mujer; era palida, con el cabello negro como ala de cuervo y los ojos de un color ambarino que le conferían una mirada soñadora y ligeramente perversa, me le acerqué, hicimos plática, se llamaba Solen, nos fuimos juntos de bar en bar.
Dejé a Bola Ocho, no podía soportar su silenciosa compañía, me fuí a vivir solo, seguía encontrandome con Solen noche tras noche, empecé a dormir cada vez menos, bajo mis parpados se empezaron a formar bolsas, no importaba, importaban ella y la droga...
Los últimos meses había empezado a inhalar cocaina, Bola ocho tenía contactos y nos salía muy barata, yo pensaba que, habiendo cometido tantos pecados, tando daba otro mas; así que conecé a drogarme y ahora estaba enganchado.
Como dije, me encontraba con Solen por las noches y nos ibamos de bar en bar, hasta casi el amanecer, nunca la vi tomar nada, pero no importaba, yo tomaba por los dos, y platicabamos, ella me contaba historias extrañas de su vida, yo la escuchaba bajo el efecto de los humos del alcohol y las lineas que había aspirado antes de salir, nunca le presté gran atención a sus historias, pero había algo en ella que me hechizaba, simplemente no podía apartarme de su lado, no podía dejar de ver esos ojos y, cuando nos separabamos al filo del amanecer , sentía una extraña punzada en el pecho.
Ante todo, soy un cumulo de maldad y defectos, pero tengo mis cosas buenas: no soy un completo idiota, se leer y, lo que es mas, me gusta hacerlo, he leído todo lo que ha caído en mis manos, desde noveluchas eroticas hasta Los tres mosqueteros, no soy exactamente culto, pero tampoco carezco del todo de refinamiento; así que, guíado por mi secreta vida de lector me di cuenta de que existía la remota posibilidad de que me estuviera enamorando de ella.
Yo no quería ningun lastre en mi vida, y si ella iba a serlo, mejor que lo evitara, tenía que deshacerme de Solen. Alguien iba a morir esa noche.
Me encontró, siempre era ella la que lo hacía, en un café que no solía frecuentar, no era uno de esos bares de mala muerte a los que siempre iba, cuando entró, el mundo se detuvo un instante; llevaba un pantalón de mezclilla ajustado, que digo ajustado, embarrado a sus piernas,una blusa de tubo que dejaba al descubierto la mitad de sus senos del color de la leche, el cabello suelto le cubría los hombros y enmarcaba la belleza de su rostro, tenía que matarla esa noche o resignarme a ser un idiota enamorado, esa noche no me había drogado, ni estaba tomando nada, tenía que estar lúcido para poder cumplir mi cometido sin hacerla sufrir, tampoco era cosa de ser cruel, platicamos hasta entrada la noche y, por primera vez, me invitó a seguirla, pensé que ibamos a su departamento o casa, así que acepté y nos fuimos, sin pagar.
No me equivoqué, tenía una casa en la zona mas rica de la ciudad, entramos y sin hacerse esperar, se empezó a desnudar, ¿que podía hacer yo?.

Su cuerpo poseía un tacto suave pero se podía sentir una inusitada dureza en su piel, su cabello era como seda que se deslizaba en mis dedos mientras su lengua buscaba la mía, sus dientes eran afilados y me pinchaban los labios de vez en cuando, pero lejos de ser doloroso, el sabor de mi sangre en sus labios era excitante, mis manos recorrían freneticas su cuerpo, sus curvas, se detenían en la dura suavidad de sus senos y depues continuaban su mágica busqueda, se apretó contra mi, yo hice lo propio, la penetré, con suavidad primero y despues ansia y brutalidad animal, apenas sentí como sus labios se apoyaban en mi cuello y sus lengua empezaba a recorrer mi yugular con lentitud, de pronto, el mundo se volvió liquido, carmesí, sentí mi vida fluir a traves de ella, me vi a mi mismo siendo poseído por su cuerpo, Dios, era la perfecta dualidad entre angel y demonio, su piel blanca adquiría un color sonrosado mientras la mía perdía el suyo, escuché por primera vez los latidos de su corazón, acompasados con los del mío, cada vez mas pausados...
TUM... TUM... TUM...
Comprendí que efectivamente, alguien iba a morir esa noche y para mi desgracia, iba a ser yo, pero no importaba, todo lo que importaba era aqule instante eterno, aquel placer infinito que producía la muerte, aquel orgasmo sin fin...
Y todo acabó, ví a Solen alejarse de mi, con ese color sonrosado, mi color, era mas hermosa que la virgen misma: Y era mi asesina.
-Justicia divina -me dije- Nadie puede dañar a semejante diosa.
Ella sonrió, como si pudiera leer mis pensamientos, contrario a lo que pensé, su boca estaba limpia, ni una gota de mi sangre se le había escapado, yo me encontraba agonizando, y era mas feliz de lo que nunca había sido en mi vida.
Ella se acrecó a mi, mientras mi vista se nublaba y pasó un brazo por debajo de mi nuca, me levantó, con ternura y sentí sus labios una vez mas, esta vez sobre mi frente, un beso casto como jamás en mi vida había tenido, ya no lograba ver nada mas allá de las tinieblas que me envolvían, pero estaba sereno, moría entre los brazos de una mujer hermosa, sin duda mas de lo que alguien como yo merecía.
A lo lejos la oí decir algo, no la entendí, sentí que untaba algo espeso en mis labios, eran sus dedos intentando entrar en mi boca, lo logró sin dificultad y de pronto vi todo con una claridad como nunca antes, chupé la sangre que había en los dedos y ella me ofreció su muñeca, la despedaze sin miramientos y bebí el precioso liquido carmín.
A diferencia de mi diosa, yo me manché cuerpo, el suyo, nuestros cuerpos en un obscuro festín de sangre , ella intento separarse, pero yo no podía dejarla ir, sentí como los latidos de su corazón se apagaban, mentras los míos se volvían ensordecedores.
Dejé su cuerpo sin vida a un lado, era hermosa aun en la muerte,la contemplé durante largo rato; su piel era lisa y sin arrugas, un ligero resplandor envolvía su cabello, lo acaricié y sentí calidez.
-Al final pasó lo que tenía que pasar -le dije a la habitación vacía.
Di media vuelta y salí por la puerta, de un salto llegué al tejado de un edificio de apartamentos cercano, la noche estaba a mis pies, a lo largo y ancho de la ciudad la gente dormía, se divertía, se drogaba; era consciente de cada individualidad perdida en la noche, mi noche.
Avanzé con paso seguro, perdiendome en las sombras, volviendome uno con ellas.
La vida, sin lugar a dudas, me sonreía.

París, Francia
Abril 16, 2001
C'est la vie, c'est la mort.



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